Una vez más, por si fuera poco y en
pleno “rescate del Reino de España”, seguimos descubriendo con perplejidad que
tirar del ladrillo, se sigue considerando una estrategia útil para tapar
agujeros tan negros como el mismísimo asunto de esta encubierta intervención en
la que ahora se encuentra el país.
Hace días me desperté, con la
fatal noticia de otro monstruoso proyecto, que va a tener lugar en Valdevaqueros una de las pocas playas
vírgenes del municipio gaditano de Tarifa. Parece ser que este hermoso lugar podría cambiar
radicalmente de cara de seguir hacia delante los magníficos planes urbanísticos de su Ayuntamiento.
La playa, considerada una auténtica joya, se encuentra
en una zona poco urbanizada y alejada de los núcleos de población y posee un
gran valor ambiental por contar con un
cordón dunar único en Europa.
Pero este increíble monumento a
la belleza se topa de bruces con su realidad, tener entre sus enamorados al
actual alcalde y equipo de gobierno de su municipio, que lejos de ver en ella
su enorme valor ambiental, la observan no sin antes pasar por caja y no es de
extrañar que así sea ya que el susodicho tiene entre sus proezas el haber sido
militante de diversas formaciones políticas, desde el PP, IU a Pa y TAIP. Puede ser que en este baile de siglas el hombre olvidara entre otras cosas el valor de Valdevaqueros,
sus dunas, su fina arena y su enorme belleza.
Sin embargo, los ciudadanos no
debemos asustarnos con este asunto, al fin y al cabo solo se trata de un
proyecto mas de urbanismo, uno de tantos que se sumarán a esa larga lista que engloban
lo que se ha tardado en llamar, el colapso del ladrillo y que lejos de
conseguir sacar los colores a la banca , le ha procurado hoy un rescate millonario.
Patricia Lavandera Gómez
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