Ya
no pude más y el otro día por la tarde, cuando termine de beberme un refresco y
me dirigí a tirar la lata, tuve que gritarlo a viva voz: “¡Siempre tengo que
estar metiendo las manos en la basura!”. Y es que mis compañeras aún no se han
enterado muy bien de qué va esto de separar la basura. No será porque no lo he
intentado, por activa y por pasiva, pero no hay manera, siempre se les escapa
algo en la bolsa que no deben.
Este es un tema que me preocupa
bastante, ya que esto no sólo ocurre en mi vivienda, sino en millones de
hogares de este mundo.
El inconveniente viene cuando el resto de personas
que viven en él no tienen mi misma preocupación. A primera vista, nos puede
parecer una tontería y un trabajo
forzoso tener que reciclar, pero si todos supiéramos
la verdadera importancia que tiene esta acción para nuestro medio, y por tanto
para nosotros mismos, otro gallo cantaría. Siempre se nos dice y se nos
explica, que tenemos que reducir en materiales, que tenemos que reutilizar y
que una vez tengamos el residuo tenemos que reciclarlo; pero el problema está
en que no se nos expone el por qué este hecho es importante.
Entre algunos de los beneficios hacia el medio
ambiente que supone el reciclaje, podemos ver, el ahorro de materias primas,
que en la extracción de algunas de ellas se arrojan grandes cantidades de
contaminantes. Por lo tanto, otro beneficio, es el ahorro de energía y la
reducción de contaminación al medio que nos rodea. También nos permite disminuir
el volumen de residuos que se arrojan a los vertederos, pudiendo reducir el
número de éstos, además de poder preservar los recursos naturales que son tan
importantes para nosotros como es el agua, la madera o los minerales.
Y ahora mi pregunta es: ¿Y todos estos
beneficios favorecen sólo al medio ambiente? Está claro que no, directamente si
que benefician al medio, pero si éste se ve favorecido, indirectamente nos respaldan
a nosotros, a los que nos cuesta tanto esfuerzo separar los residuos o
simplemente no lo hacemos; a los que, cada vez que hay una campaña de
sensibilización sobre este tema, ponemos cara de aburrimiento por ver siempre
lo mismo; a los que nos quejamos de tener tantos contenedores
en nuestra calle, quitando sitio para poder aparcar; a los que nos molesta
pasar del invierno al verano sin poder disfrutar de las temperaturas medias del
otoño y la primavera.
Y ahora es cuando me detengo y
pienso, ¿qué más se puede hacer para concienciar a esta población tan exigente?,
si es que ya se está haciendo todo lo posible, si se facilitan las cosas cada
vez más.
Quizás se deba seguir en la misma
línea y tener un poco de paciencia, además de poner ilusión en las futuras
generaciones y esperanzarnos en que ellas nazcan y crezcan con esta
concienciación por su medio. Yo, personalmente, seguiré intentándolo en la medida
de lo posible, aunque siempre me pillen “con las manos en la basura”.
Azahara Sánchez Pareja
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