jueves, 21 de junio de 2012

Artículos de opinión: Con las manos en la basura


Ya no pude más y el otro día por la tarde, cuando termine de beberme un refresco y me dirigí a tirar la lata, tuve que gritarlo a viva voz: “¡Siempre tengo que estar metiendo las manos en la basura!”. Y es que mis compañeras aún no se han enterado muy bien de qué va esto de separar la basura. No será porque no lo he intentado, por activa y por pasiva, pero no hay manera, siempre se les escapa algo en la bolsa que no deben.

Este es un tema que me preocupa bastante, ya que esto no sólo ocurre en mi vivienda, sino en millones de hogares de este mundo.

El inconveniente viene cuando el resto de personas que viven en él no tienen mi misma preocupación. A primera vista, nos puede parecer una tontería  y un trabajo forzoso tener que reciclar, pero si todos supiéramos la verdadera importancia que tiene esta acción para nuestro medio, y por tanto para nosotros mismos, otro gallo cantaría. Siempre se nos dice y se nos explica, que tenemos que reducir en materiales, que tenemos que reutilizar y que una vez tengamos el residuo tenemos que reciclarlo; pero el problema está en que no se nos expone el por qué este hecho es importante.



Entre algunos de los beneficios hacia el medio ambiente que supone el reciclaje, podemos ver, el ahorro de materias primas, que en la extracción de algunas de ellas se arrojan grandes cantidades de contaminantes. Por lo tanto, otro beneficio, es el ahorro de energía y la reducción de contaminación al medio que nos rodea. También nos permite disminuir el volumen de residuos que se arrojan a los vertederos, pudiendo reducir el número de éstos, además de poder preservar los recursos naturales que son tan importantes para nosotros como es el agua, la madera o los minerales.
Y ahora mi pregunta es: ¿Y todos estos beneficios favorecen sólo al medio ambiente? Está claro que no, directamente si que benefician al medio, pero si éste se ve favorecido, indirectamente nos respaldan a nosotros, a los que nos cuesta tanto esfuerzo separar los residuos o simplemente no lo hacemos; a los que, cada vez que hay una campaña de sensibilización sobre este tema, ponemos cara de aburrimiento por ver siempre lo mismo; a los que nos quejamos de tener tantos contenedores en nuestra calle, quitando sitio para poder aparcar; a los que nos molesta pasar del invierno al verano sin poder disfrutar de las temperaturas medias del otoño y la primavera.

Y ahora es cuando me detengo y pienso, ¿qué más se puede hacer para concienciar a esta población tan exigente?, si es que ya se está haciendo todo lo posible, si se facilitan las cosas cada vez más.

Quizás se deba seguir en la misma línea y tener un poco de paciencia, además de poner ilusión en las futuras generaciones y esperanzarnos en que ellas nazcan y crezcan con esta concienciación por su medio. Yo, personalmente, seguiré intentándolo en la medida de lo posible, aunque siempre me pillen “con las manos en la basura”.

Azahara Sánchez Pareja

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