El ‘diablo negro del mar’ tiene una antena cuyo extremo superior se ilumina gracias a bacterias bioluminiscentes, lo que le ayuda a atraer a sus presas, que acaban atrapadas en sus temibles mandíbulas repletas de dientes afilados.
Se cree que este espécimen de sólo 9 centímetros de largo es el primero en ser capturado en vídeo, vivo y en su hábitat natural. Inconfundiblemente, se trata de una hembra, ya que los machos son mucho más pequeños y no poseen la luz.