La celebración del Día Mundial del Agua coincide este jueves en España con una situación de sequía que pone de manifiesto la necesidad de un mayor ahorroen su uso.La preocupación no se refiere sólo al consumo humano, sino también al gasto desmesurado que, por ejemplo, se produce en la elaboración de la industria alimentaria: producir un filete de carne supone un derroche de 7.000 litros de agua. Un kilo de trigo, 1.500.
El último trimestre es el más seco desde los años cuarenta.
Además, la falta de infraestructuras y condiciones sanitarias provocan que cada año mueran 1,6 millones de personas, sobre todo niños, a causa de enfermedades relacionadas con el agua (sobre todo en los países más empobrecidos), mientras se prevé que para el año 2025 dos tercios de la población vivirán en zonas con escasez de agua, según datos de la ONU.
En España, un país con amenaza de sequía y que ha vivido un invierno especialmente duro en el que durante más de 100 días no ha caído ni una sola gota de agua en Madrid, la Coordinadora de ONG para el Desarrolo-España, ha pedido al Gobierno que reconozca por Ley el acceso al agua como un derecho humano.
Ante el caso de que las reservas disminuyan y con las pérdidas del panorama agrícola sobrevolando el mapa nacional (los agricultores dan por perdidas al menos la mitad de sus cosechas) se planea bombear agua de los pozos situados en el parque de El Soto y "a medio plazo" el corte de suministro nocturno.Los municipios, por su parte, inician medidas para paliar el gasto. El Ayuntamiento de Ávila ha acordado prohibir el riego de jardines públicos y privados para restringir el gasto de agua en una ciudad en la que los embalses se encuentran al 53%. La cifra reduce en un 47% la del año anterior en estas mismas fechas, según el portavoz del equipo de Gobierno, José Francisco Hernández, que tampoco ha descartado que haya que adoptar otras medidas.
¿Se puede conseguir?
A las medidas, se suman los modelos a seguir. El ayuntamiento vizcaíno de Durango ha reducido en un 16% el consumo de agua en el municipio mediante la eliminación de fugas y la instalación de reductores de caudal, entre otras medidas, según ha informado la alcaldesa, Aitziber Irigoras. Las iniciativas se pusieron en marcha en 2008, dentro del Plan Agenda 21, que también consiguió disminuir en un 48% el suministro en los edificios públicos con la aplicación de contadores de agua y reductores de caudal en todas las instalaciones municipales.
También Barcelona se ha convertido en un referente a nivel europeo en relación al ahorro de aguaen los últimos 12 años. Con un descenso del 14,84% de metros cúbicos consumidos, según datos hechos públicos por el Ayuntamiento con motivo del Día Mundial del Agua, el consumo de agua potable en la capital catalana en 2011 fue de 97,47 millones de metros cúbicos, 17 menos que en 1999 para una población de 1.615.448 habitantes.